Próxima estación: Croacia

Faltan dos escalones para llegar a la cima y alcanzar la gloria. La próxima estación será
Croacia, y será hoy en llave de semifinales. Parada difícil si las hay. Estará enfrente, en
ese primer estribo, la actual Sub Campeón (Rusia 2018), que accedió a esta instancia
tras vencer al Brasil de Tite, Neymar entre otros. Será un rival de estirpe, que el creer
en sus aptitudes y en sus fuerzas es su mayor virtud. El orden y la paciencia son sus
primeras herramientas para no claudicar antes los avatares que se le presenta. No
observa si su oponente la doblega por sus individualidades. En lo colectivo está el alma
mater de su estrategia de juego; no se deja llevar por las vicisitudes, ni por las
arbitrariedades de la contienda, potencia sus flaquezas y le da valía a sus cuentas del
haber. La experiencia en estos años la ha erigido como una selección a tener en cuenta
en los tramos finales. Con player de elite, en distintos lugares del planeta, pero
siempre con la mirada puesta en el equipo. Con estos trazos que ponen de manifiesto
el relieve de la selección de Zlatko Dalic. Sin embargo, por lo trasuntado hasta aquí, la
Selección Nacional fue haciendo el camino dejando una huella. Sus pisadas no fueron
en vano, le dieron un plus esa reivindicarse ante una derrota inexpugnable en el debut
en Qatar ante Arabia Saudita. Fue con una idea en lo táctico y en un ideal de once
titulares. Como se dice en el barrio, no se caso con nadie, y no le tembló el pulso a la
hora de sacar piezas que para el eran vitales. Las lesiones también fueron una piedra
en el zapato. Sin Di María y sin De Paul en sus optima condiciones físicas, hicieron
ensalzar otras figuras que no estaban en el libreto, como son los casos de Enzo
Fernández, la revelación y la promesa futura, y Alexis Mc Allister, el nuevo socio de
Lionel Messi. Fue armando su estructura y encastrando sistemas e intérpretes lo largo
de este certamen. Fue de menor a mayor, nunca fue dominada ante sus pares, siempre
en la posición de dominante por su expresión en el juego vertido en el césped.
También, mostro entereza nunca se dejó amedentrar por la atmósfera del ambiente,
por fuera de lo deportivo. Supo elegir los caminos para sortear los embates de cada
encuentro. Para ello su orientador, Scaloni, le indicó el recorrido a sus dirigidos por
donde tenían que transitar. El todo por encima de la parte, jamás el divide et impera,
reina en el pensamiento su pensamiento. Su gesta es la unión y como resultado es la
prueba del botón. Por ello, el entrenador argentino comprendió que este será el
derrotero para el objetivo que le es esquivo desde el año 1986; la búsqueda incesante
de la tercera estrella que se vea impactada en la camiseta. La derrota inusitada ante
los Saudies; la templanza ante México consientes que una derrota era volver a los
pagos; la victoria ante la timorata Polonia; el escollo difícil que fue Australia, y en
octavos en fase de cuartos estaría el examen más intrincado, resultó que el oral fue
más difícil que el escrito, se habló más de lo se jugó. Se puso en el tapete una batalla
campal de dimes y diretes, idas y vueltas, poco de acción en cancha que y más en la

contienda verbal. Ante todo ello, la Scaloneta jamás se desvió de la meta trazada de
alcanzar la gloria postergada.

Por: Hugo Bernardo Perugini

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