La muerte de los ladrones. Ojo por ojo, diente por diente:

En el GBA se registra la mayor cantidad de casos en los que una víctima de robo termina asesinando al ladrón.
Son asesinos que, comúnmente no tienen antecedentes penales, como fue el caso del médico Lino Villar Cataldo al que un jurado popular, en la localidad de San Martin, lo declaró inocente, luego de que el medico mato de un tiro al joven que quiso robarle el automóvil Toyota.
Otro caso muy recordado fue el de Bernarda Garay Ocampo, una mujer enferma de cáncer a la que un ladrón le había robado el dinero que ella tenía para comprar sus medicamentos oncológicos.
Bernarda mato al ladrón de un tiro en el corazón. En el juicio la mujer, que fue defendida por el abogado Hugo Lopez Carribero, también fue declarada inocente y recupero la libertad de manera inmediata. El fiscal había pedido para ella 25 años de prisión.
¿Estamos en presencia de la reivindicación de la Ley del Talión?
El 85 por ciento de los habitantes del Conurbano aceptan la hipótesis de matar al ladrón, como una suerte de justicia por mano propia.
Pero el 95 por ciento los presos bonaerenses aseveran estar dispuestos a matar a la víctima del robo, en los casos en que esta se resistiere.

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