La caída ante el elenco de Huracán puso en jaque los destinos a un futuro cercano en la gestión de Battaglia. Esta derrota consumida ante los conducidos por Kudelka, sucumbió los planes del proyectoa largo plazo por parte del entrenador. Se evidenció que los tiempos se acortaron, que ya son otros;  que lo interno se hizo público, se reflejó en el verde césped las cuestiones extra futbolísticas y que el funcionamiento técnico – táctico está orillando sobre la banquina. Las piezas movidas desde su administración en el banco xeneise fueron de mayor a menor. Los pasos dados reflejaron un deterioro y una merma en cuanto a lo  futbolístico que lo llevan a ser cuestionado, situarlo en una incipiente crisis por primera vez. Sus movimientos en el tablero hasta el momento fueron desacertados, las partidas van argumentando las sospechas de su mando frente al plantel. Esa exigua y pronta coyuntura se fue horadando en las decisiones tomadas, en las elecciones de apellidos, en la disposición táctica, en los cambios que surgen en los cotejos, en la lista de concentrados y en particular en no haber podido sostener una base que le diera un sustento sólido para buscar un orden en lo pretendido. Haciendo una hipótesis a per sé, en su imaginación creyó que podía trasladar el aprendizaje obtenido en la Reserva al mundo de la Primera. El jugador nacido en la institución y que se adjudica como tal como el que más títulos tenga en sus vitrinas, se encuentra en un acuciante momento, atravesando el primer oleaje de la borrasca como entrenador. Los resultados que en su cosecha fue adquiriendo, se fueron ejecutando de una manera no convincente en cuanto al juego disputado, con ciertas dudas en la idea y con una articulación fraccionada en lo colectivo.  También, el concepto que lo catapulto en las divisiones inferiores como innovador, pragmático, dinámico, intenso y que lo llevó a tener ese respaldo en su elección como coach de Boca, se fue diluyendo, desvaneciendo a lo largo de estos meses. Los sistemas y nombres que fue tamizando cotejo tras cotejo, formaron parte de este desencuentro entre lo programado y lo puesta en escena. Los esquemas también mutaron, se cajoneó aparentemente el 4-3-3 y se vio luz el dibujo que tantos éxitos trajo consigo la época dorada del Virrey Carlos Bianchi, el 4-3-1-2.Habida cuenta de lo expuesto con antelación, lo ubica en la misma situación que su antecesor, en la misma circunstancia: deberá enfrentarse al equipo que le dio la salida como director técnico a Miguel Russo, Estudiantes de la Plata, en su visita mañana. Será el mismo cuadro de situación, frente al pincha, en el estadio denominado oficialmente Estadio UNO Jorge Luis Hirschi, tiempos después. Tendrá que hallar el ADN  que lo elevó a subir de categoría, con ese equipo de juveniles entusiastas, con hambre de gloria, con el querer mostrarse en la vidriera, sin el peso de vestir la casaca de Boca. El no volver a cometer los mismos errores que hasta el momento originó. El de no priorizar  apellidos por valores deportivos que representen a la historia del Club. Un paso en falso fue este camino que intento trasuntar, y a dinamitar su proyecto. El bucear algo mixto, entre experiencia y juventud como dice Arjona en su canción. Que la edad no es lo óbice para logar cosas importantes. Todo lo contrario. La camada de los Vázquez, Medina, Zeballos, Varela, Molinas, los Pol Fernández, Sandez, le dieron frescura, un presente valioso y un futuro prometedor. Y aquellos como los Villa, Salvio, González, Campuzzano, Ramirez, Romero, aporten desde su trayectoria su granito de arena y no su cumplida misión de pasar sin dejar huella.  Por ahora, el probar, la improvisación, el hacer cirugía, no hizo el eco favorable para el rendimiento. Para atisbar hacia aquello que se avecina, hay dos juegos en pugna: uno frente al Estudiantes del ruso Ricardo Zielinski y el otro,  con posterioridad a este cotejo sobrevendrá el superclásico ante los players de Gallardo en donde una pieza mal direccionad puede ser game over.

Por Hugo bernardo perugini

Periodista deportivo