«El confort de la negación»

¿Quien iba a decir que en menos de dos meses se acaba el año?
En los últimos días me puse a pensar acerca del paso del tiempo, mejor dicho de la noción del tiempo. Nuestras vidas en los últimos meses se volvieron monótonas.
Despertarse, comer, estar horas frente a una pantalla, salir a comprar y volver, no importa en el orden que estén siempre hacemos lo mismo, es el nuevo ciclo de la vida.
A lo largo de este año pasamos por muchas etapas desde las más creativas hasta la incertidumbre en carne propia, perdimos y ganamos al mismo tiempo aunque suene muy raro. Aprendimos y olvidamos muchas cosas que sabíamos o pensábamos que teníamos claro, empezamos disfrutar los pequeños momento, lo que antes era estar un rato con alguien hoy cobro otro sentido. Más de uno anhela algo o a alguien. Pero también aparecieron nuevos sentimientos en nosotros por ejemplo el estar negados a todo, ya que la negación es algo que se volvió parte de nosotros, en cierto punto  estamos negados a que este año este pasando, algunos  hasta se niegan con respecto a la existencia de la pandemia y otros niegan sus emociones u otros niegan el querer estar bien aunque suene muy absurdo ¿En algún momento te pusiste a pensar en cómo te sentís? ¿qué te dejó este año?
Considero que muchas veces dejamos de lado el como nos sentimos, lo dejamos hasta el momento en el que explotamos y es ahí cuando salimos de nuestra «Zona de confort» pero… ¿qué es esa zona? ¿Nos sentimos cómodos o simplemente no nos animamos a enfrentar lo que sentimos o deseamos?
Muchos consideran salir de esa zona como una pavada,  o como que está bien estar siempre en el mismo lugar por comodidad, pero… cuantas veces dejamos de lado la felicidad o lo que nos gusta por miedo.
Esa zona no parece tan buena, ya que nos aleja del bienestar, de aquello que nos  alimenta el alma. No tiene nada de malo quedarse cómodo, siempre y cuando no atente en contra lo que querés hacer.
Creo que la zona de confort que creamos en el último tiempo no es un lugar donde la gente se siente feliz, sino la zona en la que nos estamos refugiando.
Por: Carolina Dadone Ledesma